No sigas mirando "pa' trás": las oportunidades están delante de ti
A veces estamos tan enfocados en lo que salió mal, que ni cuenta nos damos de lo bueno que está pasando ahora. Este post es un sacudón para que no dejes pasar lo que la vida —y Dios— te está poniendo al frente.

Hay días en que uno se da cuenta de cosas tan claras, que uno se pregunta: ¿cómo no lo vi antes?
Hoy quiero hablarte de eso. De ese momento en que entiendes que mientras tú estás allá atrás, dándole mente a lo que no salió, a lo que fulano logró y tú no, la vida sigue rodando. Y te pone oportunidades delante... pero tú ni cuenta te das.
Las oportunidades no siempre hacen bulla. A veces llegan calladitas. Como una conversación que no esperabas, una idea loca pero buena, una propuesta que parece pequeña pero abre puertas. Y si tú estás con la cabeza llena de "lo que pudo ser", no la ves pasar.
Es como manejar mirando solo por el retrovisor. Estás en el camino, sí, pero no sabes pa’ dónde vas.
Yo también he estado ahí. Dándole mente a lo mismo, comparándome, creyendo que llegué tarde. Hasta que algo me cayó como agua fría: las oportunidades no se van, pero sí siguen de largo si uno no está despierto.
Y lo más curioso es que la vida no se cansa de darte chances. Pero tampoco va a esperarte toda la vida.
A veces siento que es Dios mandándote señales. No con estruendos ni milagros, sino con detalles. Con gente, con silencios, con coincidencias que no son tan coincidencia. Pero si uno está mirando pa' otro lado, no lo escucha. No lo siente.
Así que este post no es para filosofar mucho. Es pa’ sacudirte un chin. Pa’ invitarte a mirar otra vez. A soltar ese pasado que ya está pesado. A confiar en que algo bueno puede estar más cerca de lo que crees.
No mires tanto lo que no fue.
Mira lo que sí está pasando.
Porque ahí, en ese pedacito de ahora, es donde Dios te está dejando las pistas.
